8.01.2007

Karta a
la herína
de mis
venas.

Por: Fernando Cornejo Hernández (Fercor)


Para Ka:
Hermosa punchis punchis, te escribo desde mi gran barco de locura para decirte que viajo a ti conducido por las olas del tiempo, escuchando música mientras busco lumbre para un ci-ga-rri-llo más que calcine la noche, amaneciendo radiante bajo la brasa que absorbe mis pulmones, despierto pero yano a la deriv a, sino supra y renovado, hermosa, hermosísima punchis. Una gota brilla en el monitor por que bebo como desesperado gritandole a la computadora lo que escribo sobre ti, y sabes qué es lo que busco esta noche: el movimiento del mundo para amanecer mañana iluminado por tus ojos.

Y esto no es poco, digamos que es todo, una tarde tu y yo sobre la montaña más alta del universo, gritándole a las demás montañas que aquí estamos, para luego brincar como locos la danza inacanzable de la vida.

Espero desesperado la desesperación de mis venas. Mis ojos buscan close-ups en los rincones de las cosas. En una hoja de papel un policía sostiene un fusil, las burbujas de la manzana se acomulan al final del vaso, el ratón de la computadora reposa su inmovilidad sobre un fondo gris, y al final de mis ojos un ojo tuyo se asoma a la luz, sosteniendo una sonrisa que me aparte en millones de pedazos que esperan el beso, los labios y la carne.


Coronado por mi desequilibrio mental, sentadito en cualquier parte, escucho a Lou Reed para inmediatamente después olvidarlo en un silencio. Hoy no pienso ir más allá. Hermosa punchis, el sueño regresa después de un día de desvelo y hay que dejarse ir para poder encontrarte, dormida abrazada a un sueño de la infancia te despierto con un beso.







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